lunes, 5 de noviembre de 2012

¡Ahora entiendo... las compras por Internet!



César Medina
lobarnechea1@hotmail.com
Si estuviera a su alcance, hace rato me habrían agarrado por el pescuezo hasta dejarme sin respiración... Y les sobra razón.
 Más aún, después del viernes cuando el Senado sancionó el proyecto de reforma fiscal que incluye gravar las compras por Internet, que exceden ya los 278 millones de dólares al mes, más de 3,300 millones al año.
Porque abundan los motivos para que miles de personas prefieran las compras por Internet. Las mercancías salen mucho más baratas y la calidad es indiscutible. 
Lo que permanece es la razón de que por esa vía se ha abierto un comercio irregular sobre la injusticia de la competencia desleal. 
Desde que escribí sobre ese tema el pasado lunes, he recibido un aluvión de cartas, suficientes para quedar sepultado en ellas de haber sido correspondencias físicas y no a través de las redes sociales, justo lo que ha permitido la masificación de las compras online.
También he recibido innumerables llamadas telefónicas y mensajes personales de amigos y lectores inconformes por los juicios que emití en aquel infortunado artículo que parece contravenir un tipo de negocio que ya fluye con tanta naturalidad como los avances mismos de la tecnología, sin ninguna posibilidad de que pueda ya detenerse.
Algunas de esas comunicaciones me han puesto a reflexionar sobre la responsabilidad que han tenido los propios comerciantes dominicanos para que las compras por Internet hayan llegado a los niveles que reportan en la actualidad.
Porque hasta en los Estados Unidos-- fuente originaria de esta actividad comercial-- las compras y ventas de mercancías por Internet conviven de forma natural con el comercio establecido.
La diferencia está en que los precios no difieren mucho y que la gente siempre preferirá hacer sus compras personales, ver y manosear la mercancía y hasta probársela, antes que pedirla por correo “al ojo por ciento...”
Algunas cartas
Sobre este tema tan controversial, el doctor Felipe Rojas me envía esta interesante carta:

“Algunos quizás no compartamos tus afinidades políticas, pero si reconocemos tu talento y la pasión con que dices las cosas, por lo que tu columna diaria es realmente un aporte a nuestra sociedad...
“Ahora, César... ¿Dónde es que los comerciantes dominicanos compran? ¿Cuál es su margen de ganancias? Porque un producto que cuesta 20 dólares, aquí lo venden en 3,500 pesos (ejemplo: la tirilla de los diabéticos). Un repuesto de vehículo que lo ponen en la puerta (de la casa) por 500 dólares, aquí cuesta 65,000 pesos (ejemplo: un amortiguador de un Mercedes Benz)... Si el tiempo te lo permite, me gustaría que analices esto... Muchas bendiciones”.
Y es verdad todo cuanto dice el doctor Rojas en su carta, no hay ninguna razón para que la diferencia de precios sea tan enorme entre una mercancía comprada a través de un portal de Internet y el mismo producto adquirido en el comercio local. Los comerciantes dominicanos tienen que revisar esa situación o de lo contrario su clientela se irá reduciendo cada vez más.
Se dirá que los importadores pagan aranceles y transporte para colocar esa mercancía en el mercado, pero tienen en su contra el argumento de que el volumen abarata costos y que la diferencia de precios es sencillamente abismal.
Duras críticas
“Diga también que los dominicanos recurrimos a las compras internacionales por los abusos y precios exorbitantes que ellos (los comerciantes) nos aplican en cualquier cosita que compramos en sus tiendas. Te pongo un ejemplo: una computadora laptop de 4 GB con 500 de disco duro, te cuesta aquí 38 mil pesos, mientras en un portal como EBay te cuesta en especial 325 dólares... ¿Quién no compra así online?

Una lectora me critica de forma muy generosa: “César, te sigo y te apoyo, pero esta vez no...”
Y otro replica:
“Ustedes, los que tienen dinero, no pueden tolerar que un pobre se abra paso y se las ingenie para cambiar su nivel de vida. Eso no es competencia desleal, los grandes empresarios si se ven tan afectados que hagan lo mismo...”

“Un pantalón American Eagle que aquí me cuesta 3,900 pesos, lo compró por Internet a 37 dólares ¿Es eso justo...? Los comerciantes nuestros son unos chupasangre...Las ventas por Internet son un respiro a su tradicional abuso”, me escribe Delio Ozuna.
Y Adriano Ortega dice: ¡Por Dios, señor! Déjenos aunque sea una pequeña vía de escape... ¿O es que usted quiere que la lata pite o se explote...?
¡Buenísimo que me pase por meterme en ese lio...!

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